Hace unos días recibí un correo desde "el otro lado del charco".
Me escribía Kilimanjaro desde Argentina.
" Los felicito por el blog. Les envió mi historia y algunas fotos...
y les dejo mi blog por si quieren compartirlo y visitarlo...
http://ungatollamadokilimanjaro.blogspot.com Saludos desde Argentina y muchas gracias por todo lo que hacen por los gatitos..
Ronroneos muy fuertes... --
Kilimanjaro
Alias: Kili, Kilito, Kiki y Cocoliche... "
He visitado su blog, y he "robado" unas fotitos de su protagonista para enseñaros
Die, el
papi, nos ha mandado su historia, de la que os hago un resumen:
“ Solía ser reacio al tema de convivir con una mascota, un poco por la idea de considerar que los animales sufren en espacios cerrados y que los hombres los domesticaron caprichosamente para satisfacer sus necesidades personales, sin pensar tanto en las de ellos. Lejos estaba de pensar, que alguna vez, un pequeño
gatito podría hacerme cambiar de parecer, y que además me trajera tanta alegría.
Todo comenzó por amor. Flor, mi chica es una amante de los gatos que poco a poco me fue contagiando el cariño por estos simpáticos
animalitos. Un día me decidí y tras contactar con
El Hogar de Lourdes, donde me asesoraron muy bien, y después de leer e informarme bastante sobre la convivencia con los gatos, tomé la decisión en secreto y le quise dar una sorpresa y juntos fuimos al refugio.
Allí entre un montón de
gatitos hermosos, después de una dura decisión, adoptamos un
gatito pequeño de 3 meses que se llamaba
Kim, de pelaje corto, con el lomo y antifaz
atigrado en un castaño grisáceo y la panza y
patitas blanquitas, con unos ojos verdes delineados que le dan un aire distinguido casi de corte egipcio.
El tema del nombre fue casi un trámite, porque en charlas previas de hipótesis “si alguna vez tenemos un gato…” yo había negociado mis condiciones, y así fue rebautizado
“Kilimanjaro”. Obviamente por cuestiones prácticas lo llamamos la mayoría de las veces por su diminutivo,
“Kili” al que respondió enseguida.
Además, el monte Kilimanjaro al que hace alusión, es un volcán en el norte de Tanzania, el punto más alto de África, de cumbre cubierta de nieves eternas en medio de una planicie de la sabana, rodeado por monte y selvas circundantes que ofrece un espectáculo único. Con su pelaje alternado, atigrado y blanquecino, y su carácter indómito, cariñoso y juguetón a la vez, y con su hermosura, Kili, Kiliito o mejor Kilimanjaro tiene entonces un nombre muy apropiado.
A partir de ahí, entró en nuestra vidas un nuevo integrante de la familia para darnos alegría y compartir lindos momentos. Hoy Kili, es un gatito muy alegre, de 5 meses, super mimoso, que ronronea mucho y le encanta que lo mimen y lo acaricien. Si bien pasa algunas horas solo, se porta muy bien y siempre que llegamos nos espera ansioso y nos hace fiesta, se pone contento y nos brinda su compañía. Mirar la tele en la cama, toma otra dimensión, acariciando a Kilito que se sienta con nosotros a disfrutar de unos mimos.
La moraleja, el consejo, o como quieran entenderlo, es que un gatito es una excelente compañía, un animal muy cariñoso.
Alegren su vida y alegren una vida.
Adopten un gatito que no se van a arrepentir "
